martes, 6 de septiembre de 2016

Lo que dure la eternidad...


Lo que dure la eternidad...pienso en esa frase y me estremezco. Como el día que mi madre me empezó a hablar del nuevo libro que estaba leyendo justamente con este título. Cuando me empezó incluso a spoilear porque era imposible que se mantuviera callada con cada nuevo capítulo que leía. La cuestión es que ya me daba igual que me desvelara secretos como quien te cuenta una película que no has visto. Muchos días hasta era yo misma la que no podía esperar para preguntarla que había pasado en el siguiente capítulo. Y así nos pasábamos momentos hablando de ello como quien cuenta una anécdota real de un suceso entre conocidos. Pero es que así lo vivíamos, y cualquier momento era bueno para empezar el tema; mientras hacíamos la comida, durante la sobremesa...o cuando íbamos a la compra...ya nos daba lo mismo. Incluso cuando hermanos míos nos oían hablar y decían...pero de quién habláis. Jaja, menudas risas al ver sus caras cuando decíamos que hablábamos de un libro. Sobre todo cuando nos oían comentar cosas como: si si, pues no veas qué guapo es el fantasma, a lo que ellos respondían: pero qué decís locas! como sabéis como es? si no lo veis!!...
Y nosotros pensando...pobre ilusos, que poca imaginación.
Claro que aquí no es solo el mérito de nuestras mentes idealistas que son capaces de imaginar cada momento, no. Nada de esto sería posible si no fuera por la maestría de nuestra querida Nieves Hidalgo. Gracias a su destreza con las palabras, sus inquietantes escenas, su maravillosa y delicada manera de redactar con todo lujo de detalles cada momento. Con su soltura al expresarse en cada línea que te hace estremecer...
Recordar cada situación en la que debía parar, soltar el libro, cerrar los ojos y suspirar para asimilar lo que acababa de leer, y quedarte mirando al techo emocionada, pasando escena a escena las imágenes que te has creado para ese momento según lo leías, y decir, madre mía, tengo la extrema necesidad de parar y disfrutar este momento durante unos minutos, hasta seguir leyendo, porque no quiero perder esa esencia, esa sensación, ese estremecimiento que me ha recorrido cada pequeño poro de piel... no es algo que se pueda agradecer fácilmente. Ni con palabras, ni actos, porque hay cosas que ni lo terrenal puede compensar. Por lo pronto se ha ganado mi fidelidad eterna. Porque no hay obra suya que no tenga en casa. Y lejos de creerme mas que nadie, soy una de sus mas acérrimas fans. Cierto es que ahora ando mas desconectada que cuando empecé, dado que la vida del trabajador, al final te quita mas tiempo del que quisieras. Y por eso, hoy me he visto en la necesidad, de hacer un homenaje a este momento. A este libro, el cual fue el primero que leí de Nieves, y sobre todo homenaje a ella, porque no deja de sorprenderme y porque la adoro como escritora y aun mas como persona. Porque gente como ella, te hace seguir creyendo en lo bueno de las personas.
Y para no alargarme más, os dejo en enlace a la entrada que compartió en su día, en su blog. Lo cual fue un grandioso honor para mi ya que este regalo me dio a conocer a una persona maravillosa a la que no dejaré de seguir nunca.
Y este es el resultado de lo que suscitó en mí esta historia:

Blog Nieves Hidalgo. Video de 'Lo que dure la eternidad'

Y me despido, haciendo uso reiterado de este título.  Qué decirte Nieves, contigo...lo que dure la eternidad!!
Tha gradh agam ort, Acushla.

¡Te quiero!

Marta.


martes, 12 de julio de 2016

Siete días...una vida


Inicialmente esta carta iba a ser en respuesta a un arrebato amoroso de un día cualquiera. Pero cuando me puse a pensarlo, me di cuenta de que solo quedaba un día para la llegada de ‘el día’… y pensé que era la oportunidad perfecta para aunar ese momento y convertir lo que sería una carta más, en una carta especial.

Pero el caso es que llegado el momento, mis dedos rozan las teclas y no sé por dónde empezar. Por un ‘me gustas’, un ‘te quiero’…no. Esto es mucho más que eso. Puede que un ‘gracias’…pero tampoco me llena y tampoco llena este texto en el  que pretendo expresar algo más que un cúmulo de letras formando frases típicas y monótonas. Pero, ¿cómo decirte lo que ya te he dicho una y mil veces? ¿Cómo expresarte de un modo único, este sentimiento cargado de emociones que ni todos los idiomas del mundo unidos, podría explicarte?
Quizá lo que debería hacer, es decirte las cosas tal como empezó todo, ordenadamente. Pero cómo mantener un orden si en mi mente pululan airadamente todas esas emociones incontroladas.
Como el descontrol al sentir que me estaba enamorando, y cómo luchaba contra ese sentimiento en un afán de no volver sufrir el desengaño si algo no iba bien. Y las reiteradas advertencias de mis amigos ante la imagen de don Juan que parecía definirte y cómo quería creer todo eso para no dejarme llevar por lo que mi corazón empezaba a gritarme. “¡No Marta!” Me decía a mí misma. “No puede ser que caigas en esto, esa persona no es para ti, ¿no lo ves?”
Y utilizar cada acto extraño que creía ver en ti para justificar que no podríamos congeniar.
Es tan real que a menudo la persona con la que menos esperas compatibilizar es la persona que más feliz te puede hacer. Y así ha sido contigo, y así está siendo.
Y el tiempo pasa, pasa lento y rápido al mismo tiempo. Rápido por la sensación de haber vivido tanto contigo y que el conocimiento de ti me lleva a pensar que llevamos años y lento porque en realidad es como si cada mes se resumiera en un día. Siete indescriptibles, inigualables e inolvidables días a tu lado. ¿Y ahora qué? Ya hemos agotado la semana… ¿te apetece empezar una nueva etapa?
Durante estos 7 días hemos pasado muchas cosas, nos ha dado tiempo a hablar, perdernos, correr, viajar, y hasta discutir… Y de esto solo he sacado una conclusión, que mínimo quiero otros 7 días más. Y a ser posible, otras tantas semanas, otros tantos meses… hasta convertirlos en años.
Porque con cada tribulación he comprendido la realidad, y es que te quiero en mi vida. Porque al margen de las diversas opiniones sobre la ‘media naranja’, ‘la otra mitad’, etc… yo tengo más que claro que tú eres ese complemento a mi vida. Eres la parte que me faltaba y la parte con la que quiero compartir el resto de ella.
No tengo idea o plan en mi cabeza en que no aparezca tu nombre. No tengo una imagen de mi futuro en que no vea tu rostro, tus ojos mirándome con ternura, tus labios transformándose en una sonrisa que ilumina tu mirada.
No puedo imaginar la carita de mis hijos sin un rasgo tuyo. Ni si quiera puedo imaginarme ya de viejita sin ti caminando a mi lado, de mi mano, aunque en la otra ambos llevemos garrota. Quiero que después de días, meses y años…pueda mirarte a los ojos y sentir esa mariposita revolotear como el primer día (aunque ella también vaya con sus prótesis en las alitas). Quiero que a pesar de la edad y las etapas de la vida, sigamos teniendo nuestro lenguaje especial para comunicarnos, porque eso es algo tan nuestro que no puede perderse nunca.
Pero sobre todo, quiero que cada vez que pronunciemos esas 8 letras, o esas 5...nos inunde la misma emoción de ese preciso instante en que nos dimos cuenta de que esas letras definirían nuestra existencia juntos.

 

Ordenadamente... (Risas internas), eso pretendía. Cuando el único orden existente es el de mi corazón cuando camina junto al tuyo. Cuando el verdadero orden en mi vida se instaló al abrirte la puerta de mi alma.
Ahora, después de este tiempo, leo el inicio de todo, y releo cada una de tus frases y promesas que a día de hoy no han fallado. Releo ese 'bloqueo' del que te hiciste esclavo cuando tenías la batalla ganada desde que decidiste conquistarme con tu más puro ser. Con esa naturalidad que sí que te definió en esas primeras palabras que me dedicaste sin pretenderlo. Esas palabras que ya no necesito leer porque ya están grabadas con tinta imborrable en mi memoria. Esa primera 'toma de contacto' que fue el prólogo de esta historia que estamos construyendo y de la que pretendo crear un best seller.
Si, comienzo diciendo que no sé por dónde empezar y finalmente debo encadenar mis dedos para que dejen de escribir los pensamientos y sentimientos que he dejado fluir para acercarme al máximo posible a expresarte como me siento. Como ves, al final siempre tengo que frenarme, porque como ya objeté, definir todo lo que siento, es imposible.

Justamente ayer, te dije que creía no estar agradeciéndote lo suficiente todo lo que haces por mí. Y no solo lo sigo pensando, sino que ni con el libro de nuestra historia, sería capaz de hacer justicia. Seguramente porque gastaría solo un volumen para el apartado de ‘Agradecimientos’. Por ahora, solo me queda demostrarte en hechos, todo esto que pretendo justificar en palabras. Y espero que al menos, la intensidad con la que lo vivo, sea capaz de hacerte partícipe de ese pequeño ápice, de un mundo de emociones que pretendo llenar con el resto de mi vida.

miércoles, 13 de enero de 2016

Después de una larga ausencia y desatención a mi pequeño rincón de pensamientos, he recordado un poema que creí haber publicado, pero que por lo visto, por algo no me atreví en su momento. Despues de un tiempo, me he dado cuenta que puedo leerlo sin llorar, al menos no con esas lágrimas que me atenazaban cuando recordaba cada uno de los sentimientos que me infundaron a escribir cada letra.
Hoy decidí compartirlo...


Cuando duele el alma

Viniste a mí cual imposible
y plegué mis alas para envolverte.
Me hice vulnerable a tus palabras,
te di mi corazón y abrí mi mente.
En lo mas alto del sentido del amor
me rechazaste.
Sin oportunidad, ni explicación,
sin esperanza.
Mi corazón se partió en ese instante,
en que a ti te envolvía la templanza.
Me arrancaste sin piedad todos mis sueños,
me arrancaste mi ilusión y mi alegría,
me engañaste como a un niño pequeño
que le nublan la razón, sabiduría.
Ahora vago por los mares de la duda,
de si alguna vez en verdad fuiste sincero.
Pues el querer no se olvida en un momento,
ni tan fácil es decir "te quiero".

martes, 18 de febrero de 2014

San Valentín tardío...

Mi idea era haber publicado este poema un dia especial, como es el dia de los enamorados, pero al final no fue posible. Aunque tarde, el sentido que pretendo es el mismo. En homenaje a otro buen amigo ya que gracias a sus sinceros sentimientos nació la inspiración para crear este poema...


Si fuera por ella

Si fuera por ella
no me quedaba sentado,
caminaría a su lado
si de mi dependiera.

Si fuera por ella
apagaría el sol sin premura
y aunque sonara a locura
lo inundaría de estrellas.

Si fuera por ella
caminaría descalzo,
aunque viera que no avanzo
dejaría atras mis huellas.

Si fuera por ella
mi corazón arrancaría,
pues sabiendo que no es mía
sigue siendo mi doncella.


Crece a la par mi mella
aquello que en un suspiro
se muestra cuando te miro,
¡ay!...si fuera por ella...

                          by:  m.l.Esteban

lunes, 15 de julio de 2013

La espina clavada

En honor a un buena amigo que un día tuvo la amabilidad de expresar la frase que inspiró este poema. Gracias por haberlo compartido, ya que sin ese soplo de confianza que te llevó a expresarlo, este poema no habria sido posible...



Quitando la sabida espina clavada
que un dia se instaló en mi corazón,
de promesas que quedaron señaladas
solo presas y cautivas de este amor.

Y corriendo por penas desmedidas
planeando aquella dicha que soñé,
siendo como siento que no es mio
el camino recorridó que olvidé.

Anhelando la razon de mi existencia,
desandando aquel camino que escogí,
derrochando toda entera mi paciencia
y aceptar que simplemente te perdí.


                               by:  m.l.Esteban

martes, 25 de junio de 2013

Dos poemas que hoy me han tocado...


Verso XLVI. Vierte, corazón, tu pena...

Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.

Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.

Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.

Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.

Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.

Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.

Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De su dichosa armonía
Y natural mansedumbre;

Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,

Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte,

¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?

¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!


                                     José Martí.



Cantares del mal de amores


Cantares del mal de amores,
suavizadme el corazón.
Al aire, vueltos canción,
váyanse los sinsabores.
En huerto de los dolores
se me trocó la ilusión.
Suavizadme el corazón,
cantares del mal de amores.


Quererte como te quiero,
sin esperar ni esperanza,
con un amor que no alcanza
a vislumbrar paradero,
es como daga de acero
que por las carnes avanza.
Sin esperar ni esperanza,
quererte como te quiero.


Te quiero no sé por qué
y sin saber hasta cuándo.
¡Ay, amar, estar amando
sin santo para la fe!
La esperanza ya se fue
y el amor sigue porfiando.
Y sin saber hasta cuándo
te quiero, no sé por qué.


¡Cómo duele lo que fue,
por lo que pudo haber sido!
Querer como te he querido,
pensar que te olvidaré,
y que mi consuelo esté
en ver llegar ese olvido.
¡Por lo que pudo haber sido,
cómo duele lo que fue!


Mi corazón se ahogaría
si lo arrojara a la mar.
La lágrima sin llorar,
al fondo lo arrastraría.
¡Ay la pena, quién diría
que así pesara un pesar!
Si lo arrojara a la mar,
mi corazón se ahogaría.


Esta nostalgia de ti
el alma me está puliendo.
Sólo domando y creciendo
concíbese amar así.
Lo amargo que se alzó en mí
paso a paso se ha ido yendo.
El alma me está puliendo
esta nostalgia de ti.


Nadie me quite la espina,
puesto que fue de esa rosa.
Que se salve alguna cosa
de cuanto pasa y se arruina.
La fragancia se adivina
tras la huella dolorosa.
Puesto que fue de esa rosa
nadie me quite la espina.


Estoy queriendo esta herida
porque de ti me ha venido.
La muerte, que hubiera sido,
fuera muerte bienvenida.
¡Tan poco amor en mi vida,
tan poco amor, y perdido!
Porque de ti me ha venido
estoy queriendo esta herida.


Quererte fuera castigo
si no fuera por quererte.
Lo que me endulza la suerte
es que el amor va conmigo.
Esta vida a que me obligo
no es vida, es cauce a la muerte.
Si no fuera por quererte,
quererte fuera castigo.


Dolor que puede cantar
no es dolor envenenado.
La sangre de mi costado
sal tiene y yodo de mar.
Su paciente rezumar
el corazón ha salvado.
No es dolor envenenado
dolor que puede cantar.


Suavizadme el corazón,
cantares del mal de amores,
váyanse los sinsabores
al aire vueltos canción.
Se me trocó la ilusión
en huerto de los dolores.
Cantares del mal de amores,
suavizadme el corazón. 

                           Mirta Aguirre.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Uno de los poetas inéditos mas pasionales...

Hoy, con permiso del autor, tengo el honor de poder exponer dos poemas de Diego Díaz de Ávila. Uno de los integrantes de nuestro querido grupo de poetas inéditos. Como siempre, no tengo palabras para definir la sensación que me crea cuando leo sus poemas. Espero que disfruteis, no se si tanto como yo, pero al menos lo suficiente para captar la esencia de ese sentimiento que pone en cada palabra... 
Gracias Diego 


La intensidad de una raíz de rosa
Que es más noche que la noche
sino tu pupila que como cielo cubre,
y en destellos y brillos
las estrellas son una, tuya
(fuego que arde desde tu alma).
La noche es otro nombre al día
que ilumina especialmente
con el mismo tacto
que la raíz de una rosa.
Oscuro cielo mío, la noche solo
es noche si tú quieres mirar.


Amanecer celoso

El frío ha llegado.
mi tierra y tus labios Palpita dentro de mi pecho todo mi ser. Eres un amanecer celoso, de celos color cautivo eres mis ojos o lo que quiero ver en ellos en el invierno, amor. Te siento como el caminar de mis suspiros en el aire, como el aire volcánico que enciende mi cuerpo y mi alma como el sol enciende la arena del desierto. Eres como un torbellino de fuego y luz blanca de tu pie me asío en el vacío por tu piel enrosco mis brazos como enredadera y te hago cautiva de la intimidad de este universo que se ha detenido. Ya no queda lugar en el cerebro para pena y alegría solo placer y los destellos de la luna que tocan nuestros cuerpos mientras se hace cien pedazos por el golpe de tus gritos. Y la noche quedó sorda y en sombra. Libre para recorrer su propio camino. Autor: Diego Díaz de Ávila